¿Qué te importa con quién hablo?
2011
La privacidad es un derecho universal que ha
sido gestado durante siglos de interacción y reflexión de personas en torno a
conflictos sociales. No es un invento de ningún mandatario o legislador contemporáneo.
Es producto de un largo proceso de maduramiento de la cultura de los derechos
personales que hoy son promovidos por la
mayoría de los habitantes del planeta.
Posteriormente se generó la noción de dignidad y
de derechos ciudadanos en base al respeto exigido por los individuos a sus
necesidades personales. La Revolución Francesa definió las bases de que hoy
conocemos como derechos humanos. Entre ellos se incluye el derecho a la
privacidad. El derecho a no ser molestado.
Privacidad y libertad de pensamiento son
derechos que van ligados estrechamente en la construcción de la democracia
moderna. La razón de ser del Estado es el respeto de las libertades personales
y el ejercicio ciudadano. Es un absurdo que la privacidad sea vulnerada por el
propio Estado. Lo que se espera es exactamente lo contrario.
Pensar y opinar lo que uno cree correcto es tan
importante como hablar con quien se tiene antojo. Por eso la cultura de los
derechos humanos protege el derecho a la confidencialidad de las
comunicaciones. Las constituciones políticas de las naciones democráticas más
avanzadas así lo establecen. La nuestra expresa claramente que la
correspondencia y las comunicaciones son inviolables.
Infelizmente los recursos tecnológicos permiten
violar con relativa facilidad las comunicaciones de los ciudadanos. Para eso la
Ley ha establecido que la única autoridad capaz de disponer cualquier tipo de
intervención es un Juez competente.
Los contenidos de las conversaciones son
resguardados porque su conocimiento por terceros es un atentado contra los
derechos personales. Peor si se los publica. En realidad esos son delitos. Así
también es que alguien averigüe con quien hablan los ciudadanos. Es una
invasión a un derecho que ha costado construir en siglos de civilización.
La vulneración de la privacidad es un ataque
directo a la dignidad humana porque ésta es conformada por los derechos
personales. Cuidar los avances del derecho es responsabilidad de todos los
ciudadanos. Desde el más humilde trabajador hasta un poderoso Presidente. La
fortaleza de la democracia es medible con la vigencia y respeto a los derechos
personales. A nadie debiera interesar con quién y sobre qué hablan los demás.
Respetar la privacidad es proteger el Estado de Derecho. Es actuar como Eva y
Adán pudieron haberlo hecho.
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