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Mostrando entradas de febrero, 2019

La caperucita se comió al lobo

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Alejandra Alarcón no pinta paisajitos para adornar las salas con colores que combinan con el sofá o las cortinas. Su obra es un desafío que interpela la humanidad en sus más íntimas y perversas pulsiones. Los mensajes que construye inundan las mentes a través de la vista para provocar y no para complacer. Combina imágenes sublimes y tiernas con impactantes y sangrientas figuras que están en permanente antagonismo. En terrible contraste. Alejandra es cochabambina. La muestra de acuarelas y videos que se expone en el Centro Patiño es una combinación de varias series producidas en años recientes. También están disponibles en el portal web que lleva su nombre. Muestra figuras femeninas con máscaras de lobos azules. Personajes de cuentos infantiles en situaciones extremas. Esqueletos animados invadidos por granos colorados y cristalinos de granada. Figuras flotantes que sangran y visten medias de donde brotan líquidos rojos. Cuerpos con curitas. Esqueletos humanos abrazados tiernamente

Espectacular jaque pendular

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La historia parece estar condenada a un penoso movimiento pendular entre extremos. Se pasa de la derecha radical a la izquierda dura sin opción a medios términos. El pensamiento dual de la cultura occidental es simplón y de fácil asimilación. Los buenos son demasiado buenos y luchan contra los malos que son radicalmente pésimos. La política es un juego triste entre buenos y malos. Como en las películas de Hollywood. Unos toman el poder creyendo que son los enviados de los dioses para salvar el mundo. Pasa un tiempo y comienzan a mostrar sus garras decadentes sedientas de corrupción y mentira autoritaria. Sus errores abren las puertas para que vuelvan los otros. Se repiten los mismos errores y reaparecen renovados los mismos impostores con otras fachadas. Chávez tuvo la gran oportunidad de generar un modelo que supere la condición de patio trasero del imperio. Pudo construir dignidad política y económica para su país. Lo arruinó todo. Repitió un discurso maniqueo tan pobre y agresiv