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Mostrando entradas de 2023

Transacciones vemos, lo demás no sabemos

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El cambio de propietario del periódico Los Tiempos no es una transacción más entre partes interesadas. Sus implicaciones políticas van más allá de lo que las libertades pueden permitir en un Estado de Derecho. Hace parte de una estrategia de control y uniformización de la opinión pública. Demuestra la vana intención por evitar que exista un pensamiento crítico o cuestionador del poder. Todas ideas autoritarias y poco pluralistas de los siglos pasados. En Bolivia se ha intentado controlar la información durante todo el siglo XX, a través de distintas modalidades basadas en la idea de que la prensa “tiene que decir la verdad”. La única verdad. La del poder. Los gobiernos autoritarios han intentado modificar la Ley de Imprenta en muchas oportunidades. Se han encontrado con una fuerte resistencia por parte de los periodistas y de la sociedad civil. El actual gobierno ha sido más creativo y eficiente en sus propósitos. No ha requerido cambiar la legislación. Pero ha logrado cooptar import

El diezmo de cada día

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“El diezmo es un término que se refiere a una práctica religiosa en la cual se destina o se entrega el 10% de los ingresos o ganancias, ya sea de dinero, bienes o productos, a una institución religiosa, por lo general a una iglesia.” (ChatGPT 3.5) Eso dice la IA, en toda su inocencia digital, sin tener idea de lo que pasó esta semana en El Sillar. Esta carretera fue recién entregada, luego de muchas demoras y problemas, pero comenzó a hundirse como si estuviera hecha de margarina. Si el material utilizado habría sido de mejor calidad, no se hundiría. La inestabilidad de la zona era conocida por todos, pero se la hizo de todas maneras. Lo más probable es que algún diezmo se haya deslizado debajo de una mesa. No se sabe detalles, ni se sabrá. El diezmo fue inventado para que los creyentes sientan que están obrando con fe para beneplácito del Señor, pero al mismo tiempo sirve para que quien los reciben, mejoren las condiciones de la comunidad. Pero aquí en Bolivia, el diezmo es para que l

La carne antes del amor

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 Sabemos que el reguetón es una música llena de vicios y antivalores. Eso dicen los miles de detractores que no le ven nada rescatable al género musical más consumido a nivel mundial. Los rankings de éxitos musicales demuestran que se trata de un fenómeno que involucra miles de personas, recursos tecnológicos y espacios culturales locales y globales. Además, genera millones de dólares en todos sus etapas y espacios de producción y consumo, casi siempre hablando de amor. Si nos remitimos al pasado, podremos constatar que la temática más recurrente en las canciones populares siempre fue el amor. Con el invento del fonógrafo, la música comenzó a ser reproducida sin la presencia física de los intérpretes. Los melómanos podían escuchar sus canciones preferidas el momento que quisieran, sin salir de sus casas. El éxito de la llamada “canción de masa” que fortaleció la naciente industria fonográfica se basaba en letras de amor desengaño y traición. Aunque parezca un pleonasmo, el amor sie

Malditos todos

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La tragedia ambiental que estamos viviendo en Bolivia es más que lamentable. Nunca en nuestra historia vimos el impulso suicida llevado a un extremo demencial. No son solo bosques y animales vivos quemados por ambiciones desmedidas. Es contaminación del aire y de lo poco de agua que queda. Es también borrar el futuro de generaciones que no sospechan lo que vivirán si el ritmo de la depredación no se detiene. Los ciudadanos vemos de palco la tragedia sin iniciativa más que vestir camisetas de color verde, pero sin conciencia ni compromiso. Porque el deterioro también lo provocamos nosotros. La pasividad del ciudadano se debate entre el “lamento boliviano” y la transferencia de responsabilidad a los sectores industriales y el capitalismo extractivista. Como si el sistema funcionara solito y sin la participación nuestra, los compradores de productos contaminantes. Mientras tanto, la televisión muestra noticias alarmistas que generan miedo y paralizan la acción social. No hay información

Globalización de las fiestas de muerte

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La globalización es una realidad indiscutible que interpela a las personas con una doble lógica de desarrollo. Tiende a homogeneizar los comportamientos y bienes culturales. Pero también permite la explosión de la diferencia. Culturas diferentes a las industrializadas pueden convivir dentro de los sistemas de masa o fuera de ellos. La fiesta de Todos Santos es un ejemplo de cómo los bolivianos hemos cambiado de mentalidad en los últimos 30 años. Nos apropiamos de la globalización en su doble sentido, con un fértil diálogo entre culturas ancestrales y foráneas. Cuando aparecieron las primeras manifestaciones juveniles de Halloween, los adultos quisieron desbautizarse. La aceleración de lo global impulsada por la digitalización de datos en la década de los años noventa facilitó la entrada de esta fiesta nórdica sin mayor trámite. Los jóvenes comenzaron a disfrazarse de figuras de terror, salidas de la mitología europea y de Hollywood. Muchos sectores se sintieron ofendidos por semej

Autodestrucción paulatina

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La reciente sentencia del Tribunal Constitucional Plurinacional permitirá la construcción de carreteras sobre acuíferos en Santa Cruz. Es un hecho que contribuirá el deterioro ambiental y pondrá en riesgo el acceso al agua potable para generaciones futuras. Es una prueba de la injerencia del ejecutivo sobre el judicial por cuestiones políticas más que técnicas. Poco a poco los bolivianos vamos poniendo cruelmente en jaque a la Madre Tierra. Las consecuencias ya las estamos viviendo. Aunque todos nos jactamos de ser amigables con el medio ambiente.  Se trata de una contradicción cotidiana que vivimos los bolivianos. Muchos desastres ecológicos nacionales debieran darnos vergüenza: cuenca Katari y Rio Pilcomayo. Ríos del Amazonas cargados de minerales nocivos para la salud de humanos y animales. Lagunas y botaderos podridos ante la pasiva mirada de autoridades obsesionadas con el crecimiento y el progreso depredador. Derechas e izquierdas vestidas de verde destruyen cientos de árboles

Vidrios polarizados en Bolilandia

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En Bolivia la Policía está al servicio del pueblo. Los ciudadanos confían y se sienten protegidos cuando los efectivos actúan en defensa de sus derechos. Pero en Bolilandia es todo lo contrario. Las personas tiemblan cuando se acercan los policías. Sienten que serán asaltados o extorsionados, con o sin razón. La corrupción se tiñe de verde en ese pobre país. Ahora están buscando otra forma de sustraer unos billetes de los conductores que tienen sus carros con vidrios oscuros. Les está costando imponer un despropósito. No tienen capacidad logística de registrar automóviles que vienen polarizados de fábrica o de personas que necesitan de ellos por salud. El argumento es que detrás de los vidrios oscuros se esconden delincuentes para cometer sus fechorías. La Policía tiene que combatir la delincuencia obviamente. Ahora los malhechores conseguirán carros polarizados de fábrica. No son tontos. Sólo las autoridades y políticos de altas esferas podrán utilizarlos sin problema. Muchos de el