Actores detrás de los medios
2008
Lo primero que hizo el Presidente en su primer
discurso como ganador de las elecciones fue agradecer irónicamente a Unitel por
su triunfo. Es una relación conflictiva que tiene varios años de historia. El
error que comete el mandatario es afirmar que todos los medios y periodistas
son irresponsables y no reconocer que los medios que tiene bajo su control
también realizan un trabajo frecuentemente incorrecto.
La noticia es producto de la intervención de tres
actores: empresarios o directivos, periodistas, fuentes y al otro lado, el
público consumidor.
Los empresarios definen la línea editorial de sus
medios, conforman equipos de prensa en función de sus intereses comerciales y
políticos. No siempre contratan periodistas profesionales, pese a que el Estatuto Orgánico del Periodista, artículo 27, afirma que
para el ejercicio de la profesión se debe contar con título de licenciado en
comunicación o periodismo. La justificación es que todos tienen derecho a la
libertad de expresión.
Los salarios de los periodistas están entre los más
bajos frente a los de otras profesiones. Las condiciones de trabajo (equipos,
movilidad y condiciones generales) no son las mejores ni ideales en la mayor
parte de los medios. La exigencia de productos finales a los pocos periodistas
por medio, se refleja en la baja calidad de las noticias. No hay tiempo para
hacer investigación ni buscar fuentes antagónicas para llegar a la verdad.
Los periodistas son actores fundamentales en este
proceso. Sus posiciones e identificación partidaria, junto con sus simpatías y
antipatías personales, suelen reflejarse en sus productos. También tienen
intereses de distinción, lo que suele llevarlos a ostentar su capacidad de
buscar primicias (“pepas”). Su trabajo se desarrolla bajo presión de sus
directores, fuentes, movimientos sociales y el gobierno que los agrede sin
distinción.
Sus organizaciones gremiales han cerrado filas, en
términos generales, contra el gobierno. Defienden radicalmente la libertad de
expresión de los medios y periodistas, pero no así el derecho a la información
de la
población. Prácticamente todos sus pronunciamientos carecen
de autocrítica, así como sus prácticas informativas.
El rol de las fuentes es también trascendental. Sus
declaraciones y opiniones están cargadas de ideología en la que existen ideas
que esconden a otras. Buscan construir o fortalecer su reputación personal o
institucional en base a intereses políticos y emiten su pensamiento en función
de la defensa propia o agresión al adversario. Se conoce de fuentes
institucionales que suelen intervenir en los procesos de producción de
información, en base a la corrupción de periodistas.
Finalmente, el público se constituye en el actor
que sufre las consecuencias de este panorama “desinformador” asumido por los
medios y periodistas de ambos bandos. Sus demandas de información no son
satisfechas eficientemente por lo que su opinión se construye de manera
precaria. Vive permanentemente un clima de miedo instalado en la vida cotidiana
por los medios, sea por factores económicos (sensacionalismo) o políticos
(confrontación).
El ciudadano se encuentra vulnerable por la
manipulación y desinformación de las noticias. Ha desarrollado estrategias de
filtro e indagación intuitiva de datos con los que construye su posición.
Extrae información de medios oficiales, de la oposición y de otras fuentes para
configurar sus opiniones. La profusión de medios y mensajes que circulan en
tiempos de globalización ha aumentado sus referentes.
Los sectores rurales, considerados
altamente desinformados, son manipulados para actuar en función de intereses y
proyectos determinados, pero las clases medias y altas, con acceso a TIC, TV
cable, libros, etc., también son vulnerables a la manipulación en base al miedo
estereotipado por sectores conservadores.
La idea de que los medios se convirtieron en
actores, invisibiliza a los verdaderos actores y sus dinámicas de negociación
en el proceso de producción de noticias. Más creíble es que ahora son instrumento
de lucha entre actores en pugna.
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