Fiesta y conflictos inter-culturales en noviembre
La época de Todos Santos es uno de los momentos festivos del
año que más genera debate entre los bolivianos. Disfrutamos intensamente de
alguna de sus ricas formas de celebración y cuestionamos otras con las cuales
no estamos de acuerdo. Nos esmeramos tanto en complicarnos la vida así como en
complicar la de los otros. Nos cuesta convivir entre diferentes. Queremos
obligar autoritariamente a que los demás sean nuestra eterna sombra.
“Difuntos” es una fiesta milenaria que consiste en recibir
las almas de los familiares fallecidos con comida y bebida en las casas. Hace parte
de las celebraciones del calendario agrícola de las culturas americanas y en
Los Andes el inicio de la época de lluvias o se siembra.
La comunicación generada en esta fiesta tiene dos
dimensiones. La primera es entre personas vivas que se organizan y renuevan
lazos comunitarios y familiares durante
las 24 horas que supuestamente las almas vuelven para servirse y compartir con
los vivos generosos platos de comida y bebida. La segunda es la relación
imaginaria entre los vivos con los muertos en base a la fe. Una creencia rica
en manifestaciones que producen infinidad de mensajes en diversos lenguajes
dirigidos a una dimensión sobrenatural.
“Halloween” es una fiesta europea apropiada por jóvenes y
niños para jugar y divertirse con disfraces de brujas tenebrosas que deambulan
las calles. Tocan puertas para pedir dulces o hacer un truco ante las risas de
los vecinos. La comunicación de esta fiesta carece de la profunda interacción
con el más allá. Es pura interacción y fantasía con algo de humor y alegría. Hay
gente que considera esta fiesta como una invasión globalizada que viene a
controlar la mente de incautos y alienados jovencitos que no tienen conciencia
de nada. Una sensación de derrota invade las almas vivas de quienes no
entienden que las culturas se construyen también en base a apropiaciones de
hábitos de otros contextos. Los Collas copiaron de los Incas. Los indígenas
copiaron de los cholos y éstos de los criollos. Los bolivianos copiamos todo de todo el mundo. Papa Noel no es más que una
copia simpática de otras navidades, etc. etc. etc.
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(foto propia) |
“Concejo Municipal” es un ente legislativo compuesto no por
almas ni por brujas que se ha acostumbrado a intervenir la celebración
tradicional de la despedida de las almas en el cementerio. Se prohíbe armar mesas e interpretar música. Su
argumento es que no se puede alterar la paz de los difuntos porque se trata de
un lugar de descanso. No distingue que hay difuntos que descansan y otros que
están de fiesta. Es una prohibición que interviene colonialmente desde el poder
en las celebraciones ajenas a los parámetros oficiales de cultura. Curiosísimo
en tiempos de pluralismo e interculturalidad. Intolerancia pura ante la
diferencia e incapacidad de conciliar. Facilismo acrítico que por salvar un
lado destruye al otro.
“Intolerancia” es la marca de todas estas dificultades de
convivencia con lo diferente. Los que sufren con la supuesta invasión de
Halloween deben entender que algo bueno extraen quienes entran en ese “terrorífico”
juego de fantasía y diversión. Es bueno reconocer que gracias a la
globalización se reafirman identidades locales frente a lo mundial. Nunca se
fortaleció tanto la fiesta de difuntos como en los últimos 20 años. Que nos lo diga el
gran Profesor Camacho que nos visitará trayendo lluvia para
los cochabambinos. No cuesta nada a los concejales pensar en posibilidades de
cumplir su rol legislativo intentando no afectar alguno de los polos culturales
heredados de la colonia. Convivir y respetar la diferencia son los desafíos de
los nuevos tiempos de interculturalidad. Es solo cuestión de diálogo y consenso.
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