El poderoso motor de la imaginación
Los humanos somos los únicos
animales que imaginamos cosas fantásticas. La realidad puede ser transformada y
alterada gracias a la creativa imaginación humana que no tiene límites. No solo
recreamos la realidad sino que hasta podemos inventarla. La ficción proyecta
imágenes y situaciones del pasado y las combina con experiencias del presente
para producir futuro. No existe producción ficcional que no se base en la
realidad. La imaginación es un factor fundamental para la creación y para la
sobrevivencia. Su fuerza motora es generadora de cambio social. Sin imaginación
es imposible hacer historia.
El pensamiento racionalista ha
negado sistemáticamente su importancia por tratarse de dimensiones subjetivas.
El materialismo desecha la imaginación como algo indeseable y contrario a los
destinos de la historia. Pero siempre está. Se mezcla con deseos individuales y
colectivos. Ayuda a pensar en tiempos mejores y condiciones de progreso. Sirve
para imaginar el futuro que sueñan los migrantes cuando salen de sus países.
Impulsa la toma de decisiones de individuos y familias que esperan superar la
adversidad de las limitaciones económicas y sociales. Es motor de cambio.
Se junta con manifestaciones de la
religiosidad popular para conectar lo sobrenatural con la proyección material gestada
por el deseo. La Fiesta de Urkupiña es un ejemplo de integración del deseo
imaginado con la concretización del crecimiento material. Las personas piden
con fe que la Virgen convierta las miniaturas que compran y bendicen en algo
real. En la imaginación las piedras son dinero que se cristaliza en base al
esfuerzo real con la convicción de la fe.
Las grandes fiestas populares son escenarios de proyección
de deseos y fantasmas. Las representaciones de danzas de colores con
coreografías vistosas y deslumbrantes tienen que ver con imágenes que se
recrean para espantar energías negativas y demonios que también son parte de la
imaginación. Las cosmovisiones están cargadas de imaginación basada en objetos
y hechos concretos de los contextos en los que se adoptan o se siguen. La
cosmovisión andina no es igual a la amazónica aunque tengan elementos comunes y
menos la judeo-cristiana que es con la que más convive y se mezcla.
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(Foto propia) |
Las artes en todos los lenguajes son su refugio y escenario
para su proyección. La literatura siempre ha mostrado situaciones reales magnificadas
gracias a la posibilidad de inventar. El progreso también es producto de la relación
entre la técnica con la imaginación. En el cine vemos mundos con personajes
irreales que actúan en base a algún humanismo que se quiere resaltar. La música
permite construir estructuras sonoras que proporcionan placer y generan
emociones inexplicables para la razón. El arte es el imperio de las sensaciones
combinadas con la emoción y también con algo de racionalidad. Es pura
imaginación.
Se trata de una dimensión subjetiva poderosamente importante
pero difícil de racionalizar. Ha sido relegada por la ilustración como un
componente más de la indeseada subjetividad. Pero su rol en la vida cotidiana y
en la historia es fundamental. Los discursos políticos se construyen en función
de futuros imaginados de bienestar y prosperidad. La conexión entre los
ciudadanos con estos mundos genera pactos que impulsan proyectos sociales
muchas veces exitosos y otros totalmente fracasados.
El consumo y las reglas de oferta y demanda navegan en las
aguas de la imaginación proyectada de las personas. Al parecer todos desean
mejorar y prosperar. La sociedad de consumo vende además del producto sellos
generados por la imaginación. Distinción es el producto simbólico más vendido
de los mercados. Su éxito radica en el estrecho vínculo con la
imaginación.
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