Opiniones hiperconectadas
Los medios masivos pasaron a la historia en los procesos de formación de opinión pública. En el pasado solían determinar tendencias de opinión y su control era apetecido por los poderes oficiales. Hoy también lo es. Las redes son el espacio privilegiado para la discusión de información contrastada y hasta presenta indicios importantes de investigación periodística.
Eso fue lo que paso en Facebook el mes pasado cuando el “Estado Islámico” atacó París en el atentado terrorista más duro de los últimos años.
La red puso a disposición de los usuarios la opción de usar la bandera de Francia en la foto de perfil para indicar su solidaridad. Es un dispositivo que puede condicionar la opinión de los usuarios si es que estos no ejercitan sus propias rutinas de pensamiento. Pero eso duró apenas unas horas. Usuarios inconformes comenzaron a postear información indicando que Francia también había atacado Siria los días pasados. Allí también hubo muertos inocentes. Rápidamente miles de usuarios comenzaron a investigar detalles de esos y otros ataques. Circularon minidocumentales “para entender lo que está pasando en Siria”.
Los usuarios de FB comenzaron a “descubrir” que ninguna violencia viene de la nada. Aunque circulan datos exagerados y hasta no comprobados hay mucha información valiosa en Internet. Muchos retiraron las banderitas de sus fotos y entraron en la lógica de “estar mejor informado” antes de emitir signos de identidad con compromisos asumidos a la rápida.
Inclusive hubo personas que se sintieron presionadas por mostrarse muy inocentes en tiempos de hiperconexión.
Los medios masivos también fueron criticados. Para nadie es novedad que los medios occidentales se concentran en aspectos superficiales y sensacionales de los hechos. Importa el miedo de quienes estuvieron cerca y vieron el escándalo.
La noción de contextualización queda reducida a niveles vergonzosos. El público masivo está casi obligado a sentir el horror sin saber las causas. Pocas son las producciones que analizan e intentan entrar al fondo de los problemas. Es que no son vendibles.

Lo ocurrido en FB es prueba de que los medios masivos no tienen tanto poder como en el pasado. Su obligación de satisfacer el Derecho a la Información se ha trasladado a un espacio donde los ciudadanos se dan modos para saber lo que ocurre. Los procesos comunicativos ocurren velozmente en base a dinámicas emocionales e informales en clima de discusión y Libertad de Expresión casi irrestricta. La crítica del otro y la autoregulación funcionan como control. La mofa o el chiste diluyen el análisis. La violencia de la palabra intolerante es otro freno a las ideas. De todas maneras es opinión pública veloz e hiperconectada.
El FB es uno de los medios más deslumbrantes del siglo XXI. Es un periódico proyector de identidad hecho a medida de cada persona. En casos de violencia o convulsión es un excelente espacio para la formación de opinión pública sin contaminaciones económicas y políticas que los medios masivos suelen tener.
Comentarios
Publicar un comentario