Emociones y negocios intergalácticos

Muchas personas lloraron al escuchar la música de Star Wars en el concierto de la Capella y Orquesta Filarmónica de Cochabamba hace una semana. No es fácil determinar si se sentían identificados con alguno de los personajes de esa gran serie producida a escala industrial décadas atrás o simplemente volvían a su pasado personal. Es uno de los productos mejor pensados por la fábrica de sueños más grande del mundo. Millones de dólares fueron generados con sus productos y seguirán generando.  Para algunos no es más que el triunfo ideológico de la industria cultural. Para muchos otros se abren infinitas posibilidades de interpretación relacionadas con la realidad contemporánea.
(foto propia)
Ningún género literario existe fuera de la realidad. La narración más futurista se basa siempre en lo que los autores conocen o experimentan. Las recreaciones fantásticas de esta serie de películas muestran mundos espaciales de un futuro muy lejano. Pero sus componentes narrativos reproducen situaciones completamente similares o idénticas a las que vivimos los humanos del siglo XXI. Esa es una de las razones de su éxito.
Se trata de un futuro supuestamente distante en el tiempo. Pero el paradigma que lo ordena es el de la modernidad europea gestada en Francia el siglo XVIII. En la economía rige el sistema capitalista básico de oferta y demanda en los planetas más atrasados y un sistema avanzado de comercio intergaláctico en la República.
El ideal de la organización política es la democracia articulada en torno a diversas acciones de disputa por el control del poder. El nivel de las ideas representa situaciones de luchas simbólicas y reivindicaciones que hacen referencia a la justicia y la verdad. Son valores comunes con el presente que se articulan para configurar el contenido ético de la película. Es una reproducción de la modernidad con un maquillaje fantástico de seres humanos reales y criaturas salidas de la inventiva de los productores. Una lucha creativa por el poder y el control político del entorno tal como es en el mundo global actual. Se recrea el paradigma moderno del cual ni los cineastas pueden salir. Esa es otra razón de su éxito.
(Foto propia)
También se representa el lado sentimental de la especie humana. Animales (?) y humanoides expresan sentimientos de amor y odio mezclados con altas y bajas pasiones. El ingrediente maniqueísta en la construcción de los perfiles de los personajes hace que el público se identifique inmediatamente con alguno de ellos. Los "raros" pueden identificarse con los malos. El juego de la retórica es jugar despiadadamente con las emociones. Excelente condimento es convertir al bueno en malo. Ese es otro de los motivos por los que millones de espectadores continúan apasionados.

Esta semana se estrena a nivel global una nueva película de la serie. Ya están vendidas las entradas y seguramente está garantizado su éxito. La gente se está preparando para tan trascendental acontecimiento inclusive al margen de las estrategias de mercado de los productores. El concierto de Cochabamba es un ejemplo de ello. Los fans ya saben que les gustará la historia antes de haberla visto. Es una industria cultural que funciona eficiente e implacablemente. Millones de dólares se recaudarán solamente en Estados Unidos. En poco tiempo (días) se cubrirán los costos de producción. El resto solo serán millones y millones de lucro puro y duro. Ambos lados obtendrán ganancia. A este lado de las pantallas brotarán infinitas formas de apropiación cultural a través de intensas emociones. Sea en las salas de proyección o en discos piratas. La industria cinematográfica habrá logrado una vez más su proposito: ganar mucho dinero y emocionar a millones de personas que generarán ricos procesos de comunicación conectados con lo real consumiendo sus productos.

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