Digipi diripi
El pasado viernes presenciamos un espectáculo protagonizado por María Galindo en la Plaza San Francisco. La feminista más visible del ámbito nacional se vistió de manera llamativa y subió a un escenario donde bailó una cumbia compuesta por el grupo Los Brothers. Cientos de personas se congregaron para participar y manifestar su apoyo a la famosa activista. Para muchos es una representación de la decadencia vulgar de la política. Otros ven en los actos de Galindo una provocación al sistema político y a la sociedad patriarcal y sus actores.
No es novedad que la activista viene luchando con convicción contra todo el sistema que defiende los privilegios de determinados varones sobre sus compañeras. Dirige la Radio Deseo con una programación orientada al debate y divulgación de los derechos de género. “Mi garganta es un órgano sexual”. Es el nombre de su programa. Frecuentemente se estrella contra autoridades políticas y judiciales que demuestran indolencia frente a todo tipo de agresión a mujeres. Utiliza pruebas para denunciar casos que benefician a feminicidas libres gracias a la podredumbre del sistema judicial. Cuestiona toda forma de autoritarismo cómplice ostentado por funcionarios públicos.
En las últimas semanas visitó oficinas públicas vinculadas con los procesos judiciales que siguen las familias de las víctimas en busca de algo de justicia. Su forma de cuestionar la burocracia e ineficiencia de funcionarios que ganan buenos sueldos es agresiva pero convincente. La Galindo pone al desnudo una vergonzosa burocracia en todas instancias que hacen parte de los procesos. Utiliza casos reales sobre personas concretas que manifiestan su impotencia ante las blindadas paredes de la impunidad legitimada por el Estado. Tuvo la intención de postularse al cargo de Defensor del Pueblo que es definido por la Asamblea Legislativa Plurinacional de mayoría oficialista. Sus chances habrían sido mínimas. Los últimos defensores han favorecido al régimen en vez de hacer lo que dice la Ley. Defender al ciudadano ente los abusos del Estado no está en la visión de los responsables de tan importante designación.
(foto: exitonoticias)
Ella se declara anarquista. No se estrella solo contra la derecha o la izquierda. Cuestiona el sistema patriarcal que se funde con los mecanismos de poder del capitalismo extractivista. Masistas y pititas son lo mismo en su espectro diverso de “machos dominantes”.
“Digipi diripi” fue la respuesta sarcástica que dio a un funcionario que intentaba explicar cuáles eran sus roles en el Tribunal Disciplinario de la Dirección Departamental de Investigación Interna (Didipi) de la Policía. Inmediatamente el grupo cumbiero compuso la canción que se viralizó superando toda expectativa. “Galindo no es cumbiera pero a los Brothers pone ritmo”. Dice la letra de la canción. “Como así el pueblo es bueno, ella busca la verdad, no se meta con el monstruo que la pueden aplastar”. Las referencias sobre lo que hace la líder del colectivo Mujeres Creando son escasas pero suficientes. La gente sabe lo que persigue con su irreverente actitud ante la sociedad y sus instituciones. Ella se siente halagada. “Qué bonito es reírse de la autoridad bailando con todo el país, gracias Brothers”.
(foto: lapatria.bo)
La cumbia es bastante simple pero pegajosa. Su imagen es extravagante. La indumentaria colorida y fuera de cualquier patrón estético convencional es considerada ridícula por muchos sectores. Sus bailes sobre las fotos de los feminicidas y jueces corruptos son osados para los parámetros de música y coreografía del mundo del espectáculo. Lo que busca la Galindo no es complacer ni agradar. Quiere irritar el status acomodado en una burocracia con discursos en favor de los derechos. Su irreverencia hace que se estrelle con todo lo que se opone a sus ideales. No pierde nada en un país donde acusar de corrupción o mentira carece de sentido. Ya no provoca vergüenza. La conexión informal entre personas que se han sintonizado con el discurso “Digipi diripi” es un interesante síntoma. Las instituciones del Estado de Derecho y sus actores están en descomposición. Es cada vez peor. La gente lo dice bailando en espectáculos con estética del “realismo grotesco” medieval que no es inocente. Quiere otra sociedad.
Excelente! 👏 👏
ResponderEliminarWow 😮!
ResponderEliminarInteresante esa nueva propuesta de revolución. Un artículo muy bien enfocado y realmente cuando leí pude visualizar la realidad en la que Bolivia está viviendo y como está mujer “La Galindo” se expresa y denuncia realmente “se estrella contra todo lo que está con sabor a “past due or expired” ósea “rotten”
Excellent! 🙌
La irreverencia de María Galindo pone en evidencia el nefasto Estado boliviano.
ResponderEliminar“Digipi diripi”, en los últimos días ha llegado ha ser las palabras para dar cuenta de la situación actual de muchas instituciones gubernamentales, donde las principales autoridades designadas a dedo "no tienen ni idea o les vale un cacahuate" la situación de servir al pueblo.
Muy buen artículo Marce!! Como siempre, ella sabe lo que pasa y cómo decirlo!
ResponderEliminarExcelente, Marcelo! Comparto plenamente tu mirada y percepción de los actos y decires de la irreverente, explosiva y valiente María!
ResponderEliminarMuy interesante la descripción de una serie de sucesos que ha protagonizado María Galindo. Me parece central remarcar que estamos cansados de instituciones del Estado que están plagados de burocracia e ineficiencia en la atención de casos.
ResponderEliminar