Miedo a la Post-mentira
No se puede entender la
existencia de la verdad sin la mentira. Son dos abstracciones que nacieron de
manera complementaria para distinguir lo que la intuición o la evidencia ayudan
a tener certeza frente a la realidad. El ser humano se distinguió de las demás
especies por su capacidad de verbalizar sobre cosas reales o imaginadas. Es una
especie que dice buscar la verdad pero acaba creyendo sus propias mentiras.
Platón advirtió que lo que pensamos
es producto de la apariencia. Dejó claro que es importante salir de la caverna
para conocer la verdad. Nos dio la primera gran lección de criticidad. Los
griegos fueron los primeros en afirmar que la verdad no está en los mitos sino
en el pensamiento lógico. La certeza abandonó a la mitología y se trasladó a la
argumentación racional. La verdad en la Edad Media volvió radical y
dogmáticamente a la mitología. Descartes recuperó la importancia del
pensamiento racional e introdujo la noción de método. El paradigma moderno
confirmó la exclusiva posibilidad de producción de verdad en procedimientos
racionales metódicos y objetivos. La objetividad se convirtió en ideal para la
ciencia y el periodismo. Se inventó otro mito.
Todos los conocimientos
relacionados con religiosidad y creencias fueron depositados en el tacho de lo
inservible y perjudicial. Las emociones y sentimientos se convirtieron en
obstáculo para certeza docta de los intelectuales. Los conocimientos populares
fueron asociados con folklore y culturas coleccionables bajo el rótulo de “subjetividades”.
Se creyó que la razón y la crítica conducirían a la verdad última de las cosas.
Los marxistas propusieron orientar la historia hacia una sociedad sin clases
donde todos serían felices y comerían perdices. Su propuesta metodológica fue
radicalmente racional y atea. Pero su fondo no pudo superar la presencia del
mito. El comunismo se inspiró en el paraíso terrenal de la mitología judeo-cristiana.
El Juicio Final es la revolución o el proceso de cambio. El marxismo es profundamente
religioso. Es otra religión.
La propia modernidad está inspirada
en principios religiosos. El dualismo libertad/responsabilidad es reflejo de la
prohibición hecha por Dios de comer el fruto del árbol del conocimiento. Todo
mito tiene un fondo de verdad. Una sabiduría que puede convertirse en ideal y
también norma. Inclusive en discursos altamente racionales. Se puede decir que
la modernidad es un mito porque apunta hacia un estado de perfección y
bienestar pleno. Algo solamente posible en la imaginación y los sueños.
Eso demuestra que hay muchas
formas de verdad. Muchas de ellas basadas en la subjetividad negada por el
pensamiento moderno. Estructuras de “mentiras” contienen ideas valiosas pero
confundidas con lo que otros consideran verdad. Una se afirma en la otra.

La niña Greta pide a los poderosos que escuchen
a los científicos. Está reconociendo un ámbito de producción de conocimiento
confiable. Los grandes cambios de paradigmas hacen temblar supuestas certezas.
Los científicos tienen que mantener el compromiso con la producción de verdad.
El periodismo debe recuperar su credibilidad e imparcialidad. La medicina tiene
que ser eficiente ante la enfermedad. Se debe educar para la democracia y la
ciudadanía. La norma es para ser cumplida y evitar la barbarie. Los políticos siempre
mienten. Ese es su rol. Recordarnos que existe la verdad siempre en contraste
con la mentira. Temer a la post-verdad también debiera ser tener miedo a la
post-mentira.
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