Ficción es realidad
Está terminando una de las producciones más
increíbles y fantásticas de la historia de la televisión mundial. El público
globalizado se la apropió despojándose de sus raíces territoriales y
temporales. Conectó la fantasía medieval de Europa con las realidades políticas
locales y criollas de manera creativa. Confirmó que en la sociedad existen
malos con sentimientos nobles. El perdón es una virtud de la cual no todos
pueden gozar. Pero existe. La historia nunca termina como se quiere. Emociones
y sentimientos movilizan todos los actos humanos. Los Juegos de Tronos (GOT) están
a nuestro alrededor y permanentemente jugamos en ellos. A veces sin querer.
Toda narrativa literaria está ineludiblemente
conectada con la realidad. La representa con fidelidad o la tergiversa en la
fantasía. Hasta la ficción más radical está basada en lo real. GOT seduce a
millones porque se convierte en espejo de su contexto. No importa si es la Edad
Media o se desarrolla en lugares inexistentes. Las miserias y virtudes de los
humanos son el gancho del que se apropian televidentes de Paquistán o de
Quillacollo. El poder interpela porque es parte de la cultura aquí o allá.
Todos los países y sociedades tienen una poderosa
Cersei que disfruta relamiéndose en su poder. No le interesa la verdad ni el
honor de la palabra. Miente porque le conviene y convierte su fantasía en
verdad obligatoria para los demás. Elimina al adversario sin remordimiento
porque tiene la soberbia emanada del trono. Inventa posverdades para construir
y legitimar su mesiánico e insostenible discurso. Utiliza todo su poder para
aplastar al otro y creerse sus propias fake news. Utiliza al pueblo para sus
fines mostrándose como su salvadora. El pasado de la Edad Media es el presente
de los tiranos maduros y sus perversos aprendices de artimañas autoritarias. “En el juego de tronos ganas o
mueres”.
La soberbia del tirano le hace creer que nació para reinar. Fue un escogido por los seres
supremos. Hace creer a sus soldados (digitales o analógicos) que no hay quien
lo sustituya. Todo es imaginación. Inventa enemigos sobrenaturales e imperiales
para atacar adversarios. Rompe las reglas y pactos normativos por conveniencia
o puro capricho. Hace que torpes caballos jueguen más de cuatro casillas. Decapita
concreta y simbólicamente a quien demanda el cumplimiento de la Ley. “Son
financiados por el imperio”. Su palabra es la propia Ley. Todo encaja
perfectamente entre el pasado de la fantasía y la realidad actual. Obvio. Es
una lectura más.
GOT no es una
narrativa banal como Avengers. Sus personajes no clasifican en dualismos
maniqueos del bien y del mal. Son normales como lo es el público. Los hechos no
ocurren como las masas quisieran. Las muertes son inesperadas así como los
desenlaces de cada nudo narrativo. Hay gente que habría querido que Cersei muera
de “mejor” manera. Venganza es una pasión humana de la que el espectador
tampoco se salva. La más odiada parece tener un final color de rosa. No se
sabe. Es mejor no predecir cualquier final. El personaje menos esperado puede
ocupar el trono de los Siete Reinos. Nuestra historia también es así. No
siempre ocurre lo que queremos.
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(independent.co.uk) |
No todo es decadencia
en el “capitalismo neoliberal” de la Edad Media. Los medievales también tienen valores.
Hay personas que son veraces y coherentes con su palabra y su honra. Hay muchos
perfiles valerosos e inteligentes en toda la serie. Las virtudes de Tyrion han
sido construidas en contraposición a la adversidad que ha sufrido por ser
enano. Es paradójico que de alguien “fuera de los estándares” emerjan actitudes
y sabiduría con nobleza. Valores ausentes en quienes ostentan el poder por el
poder. Ojo. La historia a veces es escrita por “anormales”. Creímos estar
tocando los portones de la democracia pero retrocedimos. Hay quienes no saben
gobernar. Daenerys
no puede ni debe coronarse. Entró en la terrible lista de niña Stark.
Por eso la narrativa de GOT deslumbra en excelencia de forma y
contenido. Es una producción digna de buenas industrias culturales donde el
tiempo es circular. En la ficción todo es posible. Vivimos en pantallas de
juegos de poder donde el presente es proyectado desde el pasado medieval. Se
confirma que retrocedimos bastante atrás.
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