Mutaciones digitales
Dicen que los jóvenes prefieren chatear en vez de leer. Algunos se han convertido en zombis que solo
reaccionan ante los estímulos de la pantalla del móvil. Muchos docentes se
lamentan y sufren por la desconexión de sus estudiantes en clases. Los padres
tienen que levantar la voz cuando sus hijos no prestan atención a sus
fraternales conversaciones familiares. Ya nada es como antes. Los tiempos
cambiaron y también las personas. Hace años que nos vienen diciendo que las TIC
transformarán la cultura de las personas. Esos cambios ya llegaron.
No solo se renovaron los
sistemas tecnológicos de información. También se transformaron las personas y
las formas de concebir el conocimiento. La hiperconexión y la comunicación
digital en múltiples pantallas es la base de la condición interactiva
contemporánea. Los jóvenes son los principales actores del mundo digital. A
mayor edad menos TIC. Las industrias culturales los han convertido en objeto y
sujeto de sus negocios. La detección de las necesidades de los millennials
define gran parte de los productos de la oferta tecnológica y cultural. La
música de masas es para ellos. El cine y los espectáculos los tienen presentes.
El mundo es de los jóvenes y sus formas de comunicación.
Los parámetros de conocimiento para ellos no son los mismos
que los del siglo pasado. Ahora se acepta la coexistencia de más de una verdad.
Antes se buscaba obsesivamente la “verdad única” producida en procesos
racionales. Hoy las emociones han ganado en gran medida la lucha por la
construcción de verdades. Siempre fue así. Aunque quisimos ser lógicos y
pensantes intentando ser modernos. Basta ver cómo el debate político se aleja
cada vez más de la verdad y la razón.
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(Muro en Salta: foto propia) |
El conocimiento ahora es veloz y provisional. Surge de la
nada y se esfuma como oleada de viento dejando huellas en la conciencia de las
personas. Se arman redes de conexión y solidaridad para generar opinión
pública. El conocimiento ya no es almacenable ni poseíble en soportes solemnes
como el libro. Ahora se articula en forma de meme o de gif humorístico. Surge en medio de verdades y mentiras con
velocidad. Se nutre y sacude de fakenews y postverdades para la toma de
posición. Es más fácil acceder a más versiones sobre verdad.
Los compradores consultan e investigan más sobre productos
desafiando a la antigua publicidad persuasiva. Los conceptos y teorías están
disponibles en muchas versiones bien y mal trabajadas. El conocimiento está
disponible en formatos breves y en lenguaje fácil. Hay tutoriales que presentan
conocimiento abstracto traducido a mensajes breves y accesibles. El usuario
puede escoger y discriminar la calidad de la información que consume. Eso
desarrolla capacidad selectiva y criticidad. Los ciudadanos deciden cuándo y cómo
informarse más sobre sus temas de interés. Se activa la inteligencia colectiva.
El conocimiento y la comunicación han cambiado. No es que
vayan a desaparecer los procedimientos racionales y formales de la ciencia.
Pero la brecha entre los que saben y los que no saben se está desdibujando. Las
transformaciones seguirán profundizándose de manera imprevisible. La tensión
entre lo considerado verdadero y falso parece que se eternizará. Surgirán otras
brechas. Nuevas generaciones con renovadas competencias cognitivas irán tomando
el control de la sociedad. Lo que no cambiará serán las intenciones y modos de
asumir el desarrollo de la sociedad. Siempre habrá gente honesta buscando el
bien común. La perversión y la mentira persistirán inclusive en formato
digital.
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