¿Son bipolares?
La “juventud” fue inventada como categoría social en la
década de los años sesenta. En el pasado estaban sometidos y conformes con lo
que los astutos adultos les endilgaban. Pero se rebelaron. Como universitarios
cuestionaron la sociedad industrial en París y en México. Salieron desfogados a
los parques para hacer el amor y cantar Rock & Roll pidiendo paz.
Transformaron indiscutiblemente a la sociedad. Hoy siguen relegados. Parecen
desconectados pero nos sorprenden cuando se hastían y explotan por la
podredumbre que los añejos les seguimos heredando. ¿Será “bipolar” una palabra (no
patológica) que merodea su interesante condición?
El ciudadano moderno gestado en París del S. XVIII pareció
ser la promesa idealizada y feliz del mundo occidental. Fue una “falsa
conciencia” de un modelo que privilegia los derechos del varón adulto y no así
de la mujer o del joven. Los indígenas y analfabetos estaban marginados así como los homosexuales y no
productivos. Todos los excluidos de la modernidad se enojaron y expresaron su
malestar en la década más rica y revolucionaria del siglo XX.
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(foto propia) |
Melodías e imágenes se entrelazaron con graffitis en las
paredes de universidades y calles demostrando creatividad y rebeldía que hoy
recordamos con nostalgia. Elvis introdujo juventud y erotismo al Rock and Roll
de los cincuenta. Los cuatro de Liverpool integraron la cultura popular de los
suburbios con la erudición de la música “culta” de los últimos cuatro siglos.
Sus Majestades Satánicas dieron la bienvenida a Lucifer para demostrar que el
pensamiento maniqueísta era una falacia conservadora. Todo dentro la lógica y
los mecanismos de la cada vez más poderosa industria cultural.
Fue una década marcada por la criticidad pensada y sentida
por los jóvenes inconformes y resistentes a la triste oferta del proyecto
moderno. La pena es que fue solo una década con inicio y un final no tan feliz.
La canción "Dios" de Lennon (https://www.youtube.com/watch?v=zDCPm-STX0U)
expresa crudamente el fin de las utopías. El sistema fue más fuerte que la
protesta y pudo convertir la rebeldía en sticker.
La estética hippie y su ideología fueron convertidas en moda de frívola
pasarela. Los jóvenes tuvieron que volver al régimen de eficiencia generadora
de riqueza. Algunos mantienen la melena y usan la polera del Che pero son
mansas tuercas de la maquinaria industrial que más adelante se perfeccionó en
su “modo” neo-liberal.
Ahora hay muchos tipos de jóvenes. Están los sistémicos que saltan
directamente sin el menor síntoma de resistencia a la podredumbre del mundo
político y quieren ser iguales o peores. Están los que se disfrazan de rebeldes
para llamar la atención y sacar ventaja en círculos comercializados. Pero hay
otros raros que chatean obsesivamente escuchando el “tunchis- tunchis”
electrónico. No leen periódicos pero ubican lo que pasa. Manejan las TIC a las
maravillas y resuelven problemas digitales a los ineptos adultos. Parecen
bipolares. Trasladan las conexiones digitales al mundo real sacando ventaja sin
trastornos. Hacen memes para expresar su descontento y c.. de risa del poder.
Son jóvenes que liderizan guerras en las redes y las calles recurriendo a su
capacidad de construir verdades inteligentes y colectivas. Son objeto y sujeto
de las industrias culturales. No saben lo que pasó en el Mayo del 68. Esos son
los jóvenes de hoy. Están ausentes y presentes en tiempo real.
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