No les da la gana
Los chilenos hacen chistes y se burlan de los
bolivianos por la mediterraneidad cuando tienen oportunidad. Los más de 20
equipos de periodistas chilenos repiten una pregunta con diferentes palabras a nuestros
representantes en La Haya. ¿Qué hará Bolivia sabiendo que el fallo no obliga a
Chile a ceder territorio con soberanía?. Al Presidente Morales también le
preguntaron si todo este juicio no era un engaño al propio pueblo boliviano. El
Presidente Piñera afirmó que Chile es respetuoso de las leyes y tratados
internacionales y no tiene pendiente ningún tema limítrofe con Bolivia. En la
cabeza de los chilenos no cabe la menor posibilidad de resolver el problema de
la mediterraneidad boliviana. Les vale un sorete.
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(foto propia) |
Los chilenos saben que Bolivia nació como República
con enorme territorio en el litoral. Ellos saben que robaron territorio con una
invasión por intereses empresariales internacionales. Saben que el tratado de
1904 fue un pacto forzado y en condiciones de desigualdad. Están conscientes de
que a Bolivia le hace falta este territorio y sobretodo un puerto marítimo para
importar y exportar libremente hacia el mundo. Les consta que se trata de un
factor geo-político de vital importancia para nuestro país. Han escuchado los
argumentos socio-históricos en los alegatos de La Haya y los descalifican
sistemáticamente y cínicamente. El Canciller Chileno Roberto Ampuero dice que "Bolivia desvirtúa la historia real”.
Se dice que no son todos los chilenos piensan así.
Pero son la mayoría. Con seguridad lo son los políticos que están en el poder.
Los sectores favorables a resolver el problema con Bolivia no tienen incidencia
en la administración pública.
Para Chile también es estratégico resolver el problema.
El desarrollo del norte chileno depende en gran medida del tráfico y los
negocios bolivianos por esa ruta. Un acceso soberano con un territorio mínimo es
enormemente vital para Bolivia. Sería una actitud digna e histórica para el
mundo. Inclusive una salida tripartita con Perú se convertiría en un foco de
desarrollo sin precedentes para la región. Pero la convivencia colaborativa
entre países hermanos sería la mejor gratificación con consecuencias
beneficiosas para el continente. Pero Chile dice no.
El empecinamiento por dejar al país bloqueado va más
allá de la defensa de su soberanía. Lo que pide Bolivia es muy poco frente a lo
que perdió y frente a lo que ese poco afectaría a Chile. La arrogancia chilena es
más un ejercicio de poder de una nación autosuficiente que desprecia la
necesidad histórica del vecino. Es una irracionalidad que trata de sustentarse
en legalismos transgredidos por ellos mismos. Dicen respetar las leyes y
tratados internacionales. Pero no tienen cómo justificar la invasión y el robo
de territorio. Exigen respeto a la soberanía ahora. No lo hicieron así en el
pasado.
Un fallo no favorable para Bolivia sería una tragedia
para las esperanzas nacionales. El favorable traería nuevos respiros aun
sabiendo de antemano el tono soberbio de sus argumentos. Tal vez pueda surgir
como por arte de magia un atisbo de actitud con buena fe. Siempre hay
esperanzas. Lo que se ve hasta ahora es un absurdo capricho basado en
contradicciones. No les interesa ni la paz ni la convivencia entre vecinos. A los
chilenos simplemente no les da la gana.
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