Sangre monetizada y politizada
![]() |
(foto propia) |
El
último atentado terrorista en Barcelona ha traído nuevamente la discusión sobre
la pertinencia de la publicación de imágenes de víctimas. Los mejores
informativos impresos y audiovisuales cuidan el exceso de sangre en sus
noticias. Hay códigos de ética que establecen claramente que se debe respetar
la imagen de los ciudadanos. Más aún si su integridad ha sido vulnerada.
Este
año la UNESCO publicó un manual para evitar que el mal tratamiento de noticias
sobre terrorismo genere nacionalismos contrarios a los derechos ciudadanos. Uno
de sus temas de atención es la “responsabilidad para con los demás”. El respeto
por los derechos personales de todos los ciudadanos involucrados con los
hechos. Eso es proteger la dignidad y el honor tanto como la privacidad y la
propia imagen. La democracia fue construida como sistema político que defiende
la privacidad del individuo en contraposición con el mundo público.
Nuestro Código
Nacional de Ética Periodística dice que no se debe “Acudir al sensacionalismo ni exhibir en ningún
medio periodístico imágenes de cadáveres, de heridos graves o de personas en
situaciones extremas; de manera morbosa y reiterativa.” Es un parámetro que debiera
orientar a los periodistas y propietarios de medios a actuar con corrección en
el trabajo de construcción de noticias. Debiera.
Es incorrecto mostrar imágenes de
personas heridas o muertas porque se está vulnerando el derecho a la “imagen
propia”. Todos podemos preservar o usar nuestra imagen de acuerdo con nuestra
voluntad. Nadie puede usar fotos o retratos sin autorización. Se comete falta
cuando se producen memes con fotografías no autorizadas. El problema es que el
ciudadano cuida su imagen desde el momento en que se viste de determinada
manera o se maquilla para presentarse en
público. Verse sangrando o con heridas no es deseo de nadie. Aunque haya
quienes defiendan que el delito convierte lo privado en público. Todos tenemos
derecho a decidir sobre nuestras imágenes.
El otro aspecto clave es que también se afecta la
sensibilidad del público espectador. Los informativos de televisión coinciden
con momentos de reunión familiar en horarios de comida. La saturación de
violencia es una agresión psicológica. Hay medios que se especializan en
mostrar cuerpos en medio de charcos de sangre. No solo eso.También repiten
obsesivamente reportajes alargados artificialmente para mantener a la gente
conectada con el suspenso y la tensión en noticias cada vez más ficcionales que
informativas. La información es un derecho. La ficción es una opción.
Hacer periodismo con técnica y ética parece cada
vez más un lujo en países como el nuestro. Recurrir a la saturación de la
sangre y el sexo es ingrediente fácil que garantiza audiencia y rating. Es un factor prioritariamente
económico el que empuja a algunos medios hacia los bochornosos casos de
violencia ciudadana que ocurren todos los días en nuestras ciudades. Pero es
también político.
Mantener a la población en estado de miedo no es algo
inocente. Al sistema político le conviene promover el pánico entre las personas
para distraer de los grandes problemas sociales del mundo público plagado de
corrupción y “tenebrosas transacciones” como dice Buarque. Más aun con sectores
vulnerables que habitan barrios inseguros y sus condiciones de acceso a
educación e información son desventajosas. Más importante es profundizar
detalles minuciosos del feminicidio de la semana que de los contratos
irregulares para ciertas mega-obras.
Es más fácil decir que existen públicos morbosos
que reconocer ese defecto en quienes producen y agendan temas públicos.
Recuerden cómo se saturó morbosamente con las imágenes del disparo a la
administradora de la joyería en el atraco de Santa Cruz. Total falta de respeto
a la persona y la familia de la víctima. Pero también al público. La semana
pasada los medios europeos evitaron mostrar los cadáveres y heridos en
Barcelona. Pero los canales locales hicieron su carnaval exponiendo cuerpos y
saturando con todo lo que podían. En realidad éste no es un debate abierto. Es
una vergüenza que debe ser corregida por todos. Inclusive por los ciudadanos
que podemos optar por mejores ofertas informativas.
Comentarios
Publicar un comentario