“Nos vemos en el feis”

Es una despedida que se ha vuelto común en tiempos de redes. Las personas suelen encontrarse en el feisbuc para interactuar y generar cultura de manera paralela o complementaria a la real. A muchos desconectados no les gustan los cambios que vivimos gracias a las nuevas comunicaciones ocurridas dentro y fuera de la red. Los profesores están cansados de que sus estudiantes estén chateando mientras ellos se esfuerzan en hacer interesantes sus clases. Padres de familia castigan a sus hijos por su distracción con el celular en las horas de reunión familiar.
Es la explosión del mundo subjetivo. Las personas han tomado ésta y otras redes para exponer la dimensión emocional que la modernidad negó sistemáticamente hace siglos. Es verdad. Ya sabíamos que los medios masivos pre-internet tenían éxito gracias a la explotación de aspectos sentimentales antes que los racionales. Décadas y décadas las élites ilustradas le sacaron el cuero a los grandes medios por no atender los elevados ideales del iluminismo. Hace poco Umberto Eco dijo que las redes sociales generan una invasión de imbéciles. ¿Qué se puede esperar de un intelectual sino el deprecio por lo que no cabe en sus pobres esquemas racionales de cultura?

El feis es uno de los inventos más exitosos de la historia de los medios de comunicación. Es una especie de periódico personalizado hecho a medida del usuario. Cada quien define los temas y fuentes personales e institucionales de su interés. Quien gusta del cine se suscribe a sitios del séptimo arte. Si le gustan los hámsters le llegará información sobre las últimas actividades de la comunidad internacional de criadores de esos roedores. Hasta recibirá invitación para asistir a algún Congreso Mundial sobre técnicas de procreación.
Los usuarios suben información sobre su vida cotidiana y sus preocupaciones. Algunos construyen y reafirman su identidad o sus convicciones políticas. Otros suben cosas interesantes para la salud. También hay información educativa y sobre derechos humanos. Se publican avisos comerciales junto con reflexiones espirituales o de autoayuda. Muchas noticias llegan más rápido por FB que por los medios tradicionales. La diferencia es que los medios tratan la información con parámetros que apuntan a la veracidad. La información de los usuarios comunes es cruda y puede tan verdadera como no tener el mínimo de credibilidad. Los informativos de medios masivos también usan feisbuc para ejercer su obligación de informar. Aunque la credibilidad depende de sus nexos económicos y políticos.
Los usuarios de redes pueden convertirse en poderosos informadores o líderes de opinión de la sociedad. Pero no lo hacen. Pocas personas tienen blogs o sitios en los que pueden difundir datos de interés social de mayor impacto. Se limitan a explicitar su estado sentimental. Estoy triste. Mi perrito se enfermó. Quiero llorar.
Las manifestaciones de solidaridad y compañerismo son inmediatas y eficaces. ¿Qué tienes? ¿Cómo te puedo ayudar? Siempre puedes contar conmigo. O la versión sarcástica que al burlarse acaba reafirmando confianza y amistad: ¿Otra vez con tus huevadas?
Ningún medio de comunicación permite tamaña interacción subjetiva. Esa es la razón por el deslumbramiento ante el FB y las redes que hoy son preferidas especialmente por jóvenes o quienes todavía disfrutan de la interacción. A mayor edad menos TIC.
No corresponde esperar el gran debate de ideas como reclama decepcionado ZygmuntBauman. La gente busca reafirmación y evita el conflicto. No es un medio para cumplir las funciones idealistas endilgados a los masivos. Es un desafío para la seriedad y racionalidad de la educación formal. Para la “poco interesante comunicación intrafamiliar. Es un medio de intersubjetividad que sirve para reir y llorar. Para conocer y hasta también pensar

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