El pueblo ubica
Hemos quedado sorprendidos con el primer lugar de las elecciones del domingo. También con la miserable cantidad de dinero invertida en la campaña del PDC. Lo que gastaron los candidatos veteranos de la política opositora es para tener vergüenza. Algunos con dineros públicos sustraídos cínicamente de las alcaldías. Peor para Andrónico que se hizo traer un carísimo experto con el que apenas se aproximó al 10 %. Menos mal. Lo bueno de todo es que al menos se acabó la incertidumbre generada por las posibles oscuras transacciones de la corrupción decadente de los que sabemos. Quedan muchas preguntas por hacer. Una de ellas tiene que ver con la lógica de las campañas.
Contra todo pronóstico, lo que ocurrió demuestra que los bolivianos prefieren la democracia ante cualquier forma de autoritarismo y deciden pensando.
Las encuestas han servido para radiografiar las tendencias. Aunque pueden haber sido manipuladas por intereses mediáticos o partidarios, en general cumplieron su rol. La diferencia con los resultados se explica por dos razones. La intención de voto va cambiando día a día y muchos deciden en el momento de, o faltando horas a, la elección. La geografía nacional dificulta llegar a las comunidades de los rincones más alejados. Sin embargo, las últimas encuestas mostraron el ascenso de Paz y Lara. Aunque pocos le dieron importancia.
El uso de medios de comunicación fue muy tradicional. Flujos unidireccionales siguiendo la vieja tradición persuasiva del siglo XX que asume la pasividad del receptor, ante los tenebrosos tentáculos del poder que lo controla todo, especialmente la mente humana. Craso error. El debate y la lucha política se trasladaron a las redes sociales el 21F del 2016, cuando el sistema político descubrió que las plataformas digitales eran el nuevo espacio de deliberación con un componente que estaba casi secuestrado en los medios masivos: la libertad de expresión.
Aunque los apocalípticos de la cultura digital siguen espantados con los “efectos” de los algoritmos, hay que recordar que las redes sociales son conexiones entre personas. No son medios institucionales que piensan. Los que piensan y deciden son los usuarios (humanos). Los que al dar un like y viralizar un meme, activan la inteligencia colectiva que se burla del poder y los algoritmos. “Hay que obligar a las redes a decir la verdad”, decía el angustiado cocalero al ver que otras verdades contrarias se tejían minando su poder. Por ello creó la Dirección Nacional de Redes y los guerreros digitales, suponiendo con ingenuidad que las redes sociales funcionaban unidireccionalmente como los medios bajo su control.
Estas elecciones siguieron recetas que no acaban de entender que la gente piensa y tiene sus formas de ejercicio de criticidad, distintas a las ilustradas. Paz y Lara usaron sus cuentas para acercarse a la gente y hablar de sus problemas en su lenguaje emocional. Cosa que no hicieron Tuto y Doria. Manfred publicó una gigantografía que lo mostraba de frente con el texto “Duro contra los corruptos”. La gente leyó eso como meme, con una risa de compasión. No se pueden engañar al pueblo en tiempos de redes sociales. Casi todo se sabe más rápido de lo que ocurre. El político que miente pierde.
Los políticos de la derecha tradicional construyeron discursos dirigidos a las clases medias y élites. Se estrellaron contra el MAS y sus defectos. Tienen propuestas económicas y de gestión pública razonables. Pero no le dijeron nada a los sectores populares y menos a los indígenas. Gastaron millones en medios y redes sociales para persuadir y hacer guerra sucia. Paz realizó su propuesta apuntando el fortalecimiento de los sectores emergentes y gremios que sostienen el capitalismo popular. Bailó con ellos en sus entradas patronales haciéndose compadre y amigo. El capitán construyó su imagen de víctima y heroico luchador contra la corrupción. Sintonizó con una de las broncas de los bolivianos que se ganan el pan del día viendo cómo los políticos se enriquecen sin mayor esfuerzo. Usaron redes sociales de la manera más básica, el resto lo hizo la inteligencia colectiva y los algoritmos que aproximan semejantes. Pero no tienen un plan económico.
Quedan dos meses de lucha encarnizada. Ambos candidatos deben construir y mostrar lo que les falta. Tuto aproximarse a los sectores populares proponiéndoles inclusión social y Paz debe recién construir un plan serio para salir de la crisis y generar un proyecto para el país. Usarán redes, medios y podrán recurrir a ataques sucios que los favorecerán o perjudicarán. Lo que no pueden olvidar es que el elector libre, al que no se lo controla u obliga, piensa y tiene criticidad para decidir por una estabilidad en el presente y un proyecto con solvencia y dignidad para el futuro.
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