La importancia de la inteligencia colectiva
Hace más de un año que la IA se ha convertido en tema generalizado
de conversación y estudio. Importantes eventos académicos se organizan para
conocer y debatir sobre esta trascendente innovación tecnológica que está
revolucionando la circulación del conocimiento y el trabajo. Hay versiones
apocalípticas que están espantadas por las posibles consecuencias negativas de
su uso. Hay otras más integradas que están aplicándola ampliamente en todo tipo
de producción de contenido. Pero hay algo que es más interesante e importante
para estudiar: la inteligencia colectiva. (foto propia)
La historia de la humanidad ha permitido la acumulación
de conocimiento en proporciones y diversidad inimaginable. La invención de la
escritura, el alfabeto, la imprenta, los medios de comunicación y la internet
que integra todos los sistemas anteriores; está permitiendo que ahora podamos
manipular la información en clima de libertad de pensamiento, opinión y
expresión. El conocimiento se ha interconectado gracias a algoritmos que no los
vemos, pero los percibimos. Son como los buenos y malos espíritus del pasado en
versión digital.
Todo lo que hacemos en las redes sociales alimenta ese
gran bolsón de datos que está en el ciberespacio. Dar un like a un meme
o publicar reflexión política alimenta esa dimensión que está disponible para los
usuarios de todo el mundo. Pero lo más interesante en este nuevo ecosistema
comunicacional es que las personas podemos interactuar. Y en esas infinitas
formas, plataformas y lenguajes se activa la inteligencia colectiva.
Esta transformación vertiginosa de la cultura permite
producir conocimiento de manera colectiva. Las inteligencias de millones de
personas pueden conectarse para intercambiar ideas, compartir valores, saberes
y datos para consensuar verdades más confiables justamente por ser
colaborativas. Estamos en un contexto de aprendizaje permanente tal vez más
dinámico que la escuela y menos autoritario y controlado. Todos somos autores. No
necesitamos aprobación más que nuestra propia conciencia, valores y moral. Nos
estamos auto-educando de manera autónoma. Ejercitamos nuestras capacidades
críticas y las fortalecemos. Se está democratizando la criticidad de los
ciudadanos, aunque sectores pesimistas se aferran a nociones anacrónicas de racionalidad
ilustrada.
Se activa la inteligencia colectiva cuando nos llega un
mensaje que dice algo con lo que estamos de acuerdo, damos like,
añadimos alguna idea, y compartimos. Si el contenido es interesante para nuestros
contactos, ellos también lo compartirán. Eso es viralización. La diseminación
de contenidos que atraviesa las burbujas personales sin contemplación,
generando ricos procesos de creación de opinión pública. Renovadas nociones de
verdad se generan incontrolable y permanentemente en las redes sociales.
Los usuarios están aprendiendo a seleccionar temáticas
relevantes para sus intereses concretos y subjetivos. Están reconociendo
fuentes confiables o extrayendo datos de las dudosas. Están analizando velozmente,
identificando causas y consecuencias de los fenómenos. No es verdad que los
usuarios de redes son idiotas como dijo Umberto Eco antes de morir y entrar a
su propio concepto de apocalípticos.
La inteligencia colectiva se activa en cualquier momento.
Permite a grupos de personas pensar y actuar de manera colaborativa y
coordinada. Produce conocimiento y respuestas a problemas sociales de manera
más pertinente que individuos aislados. Se comparte información, ideas y
experiencias de manera instantánea y global. Articula comunidades virtuales en
las que los individuos con intereses comunes pueden colaborar, discutir temas, proponer
y generar nuevo conocimiento colectivo. Generan información accesible a través
de tejidos de aplicaciones que se complementan en múltiples pantallas.
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