Nuevos “puchichis” el 2022
“Derivaremos el caso a la Justicia Boliviana”. Afirmó el Ministro de Gobierno cuando presentaba al cómplice del violador serial y asesino que está en la boca y pantalla de todos. La seguridad y convicción de la autoridad señalaban el camino correcto para que nuestro país tenga algo de seguridad aunque sea imaginariamente. Pero no es así. El concepto “Justicia Boliviana” se vació paulatinamente de sentido en los últimos años. Algo más creíble resultaría si añadimos las letras IN antes de justicia. Es un síntoma más del deterioro del Estado de Derecho que vive nuestro vapuleado país que tiene todos sus poderes politizados.
Comenzamos el año con un optimismo cargado de esperanzas
luego de dos años que no fueron los mejores. Pero saltaron varios “puchichis”
que nos nublaron la euforia de enero. El primero es la constatación de que un
Juez dio libertad a un sentenciado a 30 años de cárcel porque tenía gastritis y
otras “terribles enfermedades terminales”. Resulta que el violador y asesino se
ocupó de incrementar su lista de víctimas cómoda y impunemente riéndose la Justicia
Boliviana. Ciertamente que corrió mucha plata debajo de esas mesas. También se
descubrió que ocurrió lo mismo con otros asesinos sentenciados. Es un indicio
de una práctica recurrente pero clandestina que beneficia a quien pone más para
que la balanza se incline a su favor. De justicia ni hablar. Peor si eres
pobre.
El segundo “puchichi” es que el ex director de la Felcn resultó
ser la cabeza de una mafia de narcotraficantes con extensiones internacionales.
El jefe de los gatos cuya función es cazar ratones fue sustituido nada menos
que por una rata. Éste no es un problema menor. Es síntoma del deterioro más
profundo de las instituciones de seguridad y del propio Estado. Todo al revés.
La policía contaminada por dentro también por injerencia política. Pero lo más
absurdo es el gesto del detenido cuando amenaza a las autoridades frente a las
cámaras. “No saben lo que les espera” o lo que se puede deducir al leer los
labios. Significa: “Yo tengo más poder que ustedes, ya lo verán”. Obvio que las
tortas de colores también tienen su significado.
Una tercera erupción purulenta en nuestra piel nacional es
el bloqueo de 15 días de la Avenida
Petrolera por parte de los antivacunas. “No permitiremos experimentos en
nuestro hijos” y otros pseudo-argumentos han dado un toque de absurdo al
tremendo acto irrespeto y abusivo a los ciudadanos bolivianos. No es la primera
vez que unos pocos deciden perjudicar a la mayoría sin ningún remordimiento. Parece
un país sin Ley. Lo triste es que en dos semanas la Policía ni la Gobernación
se conmovieron ante tan irracional atropello. Hasta que los transportistas
decidieron hacer otro bloqueo contra el bloqueo. Una irracionalidad sobre otra.
Llegaron a intervenir y encontraron municiones y dinero. Entonces no era
ignorancia de personas desinformadas o reivindicaciones de sectores anti-sistema
que se jactan de ser críticos ante la realidad dominante. Alguien financiaba el
bloqueo. ¿Quién y por qué?. Googlearemos.
Buen inicio
de año estamos teniendo. Ya comenzaron los
feminicidios que hasta diciembre deben bordear las 110 víctimas que no tendrán
justicia. Ya lo sabemos. A eso se suma que Bolivia perdió en el futbol dejando
en frustración alguito de alegría que pudimos haber tenido. Ya estamos
acostumbrados. Lo bueno es que llega el carnaval. Instituciones y autoridades
se están afilando para un merecido festejo en grande. Ojalá no sea como el Año
Nuevo que nos trajo la peor curva de contagios especialmente por imprudencias
juveniles.
(Foto propia) |
Las celebraciones de compadres y comadres nos harán olvidar
las heridas producidas por nuestros asquerosos “puchichis”. La fiesta sirve
para exorcizar nuestros fantasmas y preocupaciones. También habrá sátira y
burla en las coplas y disfraces que nos harán reír de la decadencia de las
instituciones del Estado. Pero probablemente no cambié mucha cosa. La infección
promoverá otros forúnculos similares o peores que el poder intentará esconder
bajo la alfombra. Lo que no podemos renunciar es a seguir pensando que otro
país es posible. Sin puchichis obviamente.
Por cierto un buen analisis.
ResponderEliminarPrácticamente los puchichis de nuestro pueblo hay que reventarlos estas irregularidades van de la mano con la corrupción en cierto sentido buen argumento estemarcegua muy bueno
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