Sabiduría de thaparanku

Un thaparanku apareció en la entrada del Palacio Quemado a pocos días del inicio del paro cívico que acabó con la caída de Evo Morales. Heroicos Colorados de Bolivia intentaron vanamente espantar la enorme mariposa nocturna de color negro que provocó susto e inquietud en pleno centro político del país. La noticia cundió por los medios y las redes sociales generando infinitas reacciones en un mismo sentido. “Va a caer”. A los pocos días cayó.
La presencia de esta simple mariposa oscura es signo de mala suerte para la tradición andina. Es una creencia tan fuerte que ni los políticos más racionales dejan de ser interpelados con esta superstición. “Es qhencha”.
Lo ocurrido en los últimos meses en Bolivia está cargado de creencias y saberes tradicionales marcados por la subjetividad. Por eso no existe una verdad absoluta sobre los hechos. Los masistas siguen creyendo que hubo un típico golpe de Estado. Suspenden deliberada y adoloridamente todas las artimañas previas de perpetuación contrarias a la Ley. 21-F. Siguen enojados y ni se les asoma la posibilidad de autocrítica.
Los políticos de la oposición sostienen angelicalmente que solo fue un movimiento cívico de rechazo al vergonzoso fraude. Así también fue. Aunque es otra creencia. La sociedad civil se levantó para evitar el triunfo de la impostura autoritaria y abusiva. Pero hubo movidas paternales con vínculos conservadores de la llamada derecha nacional e internacional. Aprovecharon la sensata bronca popular para dar un certero zarpazo al decadente régimen populista. La discusión golpe versus no-golpe es un debate de creencias. Lo importante es que Bolivia se sacudió de un régimen autoritario con discurso a favor de pobres e indígenas. Justicia es incompatible con la corrupción y la mentira. Narcotráfico y engaño no pueden caminar de la mano con democracia. Es antiético buscar el bien con herramientas del mal.
Pero el mal augurio del thaparanku (alma q’epi) no se detuvo con la huida del que dice una cosa y hace lo contrario. Se extendió como virus chino a los políticos que se apropiaron de la conducción de la transición. Grabaciones clandestinas y dineros bajo la mesa demostraron la infección latente en sus protagonistas. Postulaciones “para evitar la fragmentación” se convirtieron en estúpidos argumentos de la angurria egoísta de poder. Una decepción para quienes lucharon 21 días para derrotar el engaño y las artimañas de vulgares embusteros. Son políticos que solo demuestran su afán de asalto descarado al Estado. No tienen programa de gobierno. De políticas sociales o ambientales ni hablar. Algo imperdonable en un país tan pobre y con tanta desigualdad. Profieren abstracciones vacías de sentido. “Nuevo país” o “democracia limpia”. Nadie les cree. Es la antigua derecha extractivista sin propuesta más que el entreguismo y la misma corrupción con otro color. Es como un golpe por goteo. Inspiran vergüenza.
Lo bueno de este momento penoso (qhenchoso) para la democracia es que se puso en debate el tema de la ética. Lo que define el accionar de los bolivianos cuando se puede hacer algo sabiendo que no se debe. Es el fondo de los problemas que generaron esta crisis sin final visible. Se ha puesto en evidencia que los políticos no tienen vocación por el bienestar de la sociedad. La derraman en cuanto prueban una gota de poder.
Foto: https://twitter.com/MarZel65/status/1198658199957725184/photo/3
No hay nada oscuro que no tenga su lado claro. Así piensan los quechuas y aimaras. El lado claro de la oscura mariposa es la oportunidad de pensar que hay una diferencia entre lo posible y lo correcto. Entre la Ley y la moral. Es el retorno a la reflexión del Génesis sobre la vieja sabiduría de la manzana en el paraíso. La posibilidad de decidir en libertad pensando en las consecuencias de los actos. Un principio que debiera ser asumido por todos los ciudadanos. Políticos o no. Es la oportunidad que nos trajo ese humilde y tenebroso thaparanku del palacio.

Comentarios

  1. Excelente Marce. En la mentalidad del ser boliviano están entrelazados los saberes ancestrales y la modernidad occidental. Así somos, actuamos y pensamos....

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