La significación es producida por el público
Cuando terminó la proyección de la película Boquerón la gente se paró y aplaudió por varios minutos. Curiosamente en esa función había gente sentada en el suelo. Mujeres y hombres de todas las edades salían comentando casi con entusiasmo y eran interrumpidos por preguntas de estudiantes de la materia Análisis Transdisciplinario II de la carrera de comunicación social de la UCB. Era un sondeo de opinión que alcanzó a cuestionar a casi 250 personas de manera aleatoria sobre sus impresiones respecto de la película.
La idea más fuerte y repetida es que les gustó mucho. El comportamiento respalda la idea. Varios días en taquilla y aplausos al final de la función. Son mensajes que no se pueden discutir. La razón más fuerte por ese agrado es la referencia a un momento importante de la dramática historia de Bolivia. “La película refleja la historia del país”. Los intelectuales no están de acuerdo. Es un argumento contundente que confirma la expectativa de un público al que le gusta ver en imágenes y sonido pasajes de historia que aprendió en colegio y se los imaginó de maneras muy diversas e informales. También le gusta la representación del patriotismo de los soldados bolivianos que padecieron las inclemencias del calor y falta de agua o comida. Nuestros abuelos nos contaron miles de historias heroicas en las que ellos cumplían un rol protagónico en una batalla en la que el enemigo también fue la naturaleza. Es patriótica como fueron las hazañas contadas por los excombatientes en una conexión entre la imaginación y la representación ficcional. “Así ha debido ser”. Es una afirmación que revela a valentía del soldado boliviano en una guerra absurda como se insinúa en la trama.
El hecho de ser una película boliviana también se constituye en argumento importante en un país en el que el cine es extranjero casi en su totalidad. La producción nacional no es tan fácil como en otros países. Eso merece cierto tipo de aprecio. El público piensa así.
También hay gente a la que no le gustó Boquerón. En menor medida hay personas que piensan que la película es forzada y superficial. Su argumento es parcializado y su producción muy amateur. Afirman que es una producción pobre y mediocre. Una historia exagerada y a momentos aburrida.
La actuación fue vista como buena en general y con cierto realismo. En la técnica se destaca la producción de la imagen con malos efectos para la mayoría y buena para algo menos de la mitad del público. La mitad de las personas abordadas piensa que el sonido es malo y la otra mitad bien logrado.
La gente apreció la edición y la técnica en general y un tercio considera que es mala.
Son evidentes las limitaciones de un sondeo cualitativo realizado al azar. Pero sus resultados muestran una posición que no coincide con detractores ni con apologistas de la película. Son “malos” los maniqueísmos. Es una radiografía de una opinión pública que activa críticamente sus referentes culturales y técnicos para apreciar y ver más cosas buenas que malas en la producción de Antezana. Es el lado más importante del proceso de comunicación que expresa sus percepciones en una lógica racional pero también altamente emotiva. Es la característica fundamental de la comunicación masiva y su éxito. Así nacieron el cine y la televisión. El público va a emocionarse más que a racionalizar como lo hacen los ilustrados. Las personas ven el cine desde referentes de vida cotidiana y no desde abstracciones o deseos insatisfechos sobre cómo hubieran querido que sea la película. La libertad es un valor que no se puede perder en el arte. El artista pude hacer lo que quiera y como lo desee. La comunicación se inicia cuando el público se conecta. Lo contrario es incomunicación.
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Foto: Prodecine, extraida de Los Tiempos |
La crítica es importante para apuntar posibles debilidades de un producto mediático desde una mirada externa. Pero el verdadero proceso de sentido lo genera el público con su sensibilidad construida en base a conocimiento y subjetividad. Es la magia que se genera cuando los productores captan los imaginarios de las sociedades y se los devuelven con un tratamiento estético cuyas certezas son siempre relativas. Eso también genera dinero. El arte no necesariamente está reñido con el mercado. Peor es el castigo de un producto que no tiene aceptación porque el pueblo no entiende o no siente ninguna identificación. El proceso de producción de una película es solo el inicio del proceso más importante de la comunicación humana. El de la generación de significados. Ahí también debe apuntar la crítica.
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