Nuevo Tribunal Nacional de Ética Periodística
El Tribunal Nacional de Ética
Periodística (TNEP) renovó sus tribunos esta semana. Tiene por objetivo que los
propios periodistas se regulen en el trabajo informativo para evitar que otros
actores sociales o poderes pretendan hacerlo. Durante los últimos cuatro años
recibió cerca de 50 denuncias contra medios y periodistas y emitió fallos para
llamar la atención a periodistas de todo el país. Es la primera experiencia
formal de auto-regulación de periodistas con resultados positivos. Se basa en
la capacidad personal y colectiva de definir lo que es correcto y lo que no es.
Sostiene que el ejercicio de libertad es imposible sin la responsabilidad.
Ha actuado sobre faltas de
periodistas, tanto de afiliados a las organizaciones promotoras como de no
afiliados. Algunos periodistas se han negado a presentar sus descargos por
considerar incompetente al TNEP. Todos han recibido los fallos correspondientes
y algunos han reconocido y agradecido por la llamada de atención. Ése es
el avance positivo que se ha alcanzado al generar conciencia de que no se puede
vulnerar los derechos de las personas con la arrogancia de quien tiene el poder
de la palabra o tiene acceso a algún medio de comunicación.
No existen sanciones ni castigos en
el campo de la deontología. Solamente se hacen llamadas de atención que buscan
un efecto moral.
Este TNEP está constituido por tres
periodistas y dos personas de la sociedad civil. Es impulsado por el Consejo Nacional
de Ética Periodística que se sostiene en las siguientes instituciones: APLP,
ASBORA, ABOIC, ANPB y CNTP.
En este importante periodo, el TNEP
ha constatado que las llamadas de atención a los colegas periodistas tienen un
efecto moral profundo que, aunque no sea visible a los ojos del público,
recuerdan que la Libertad de Expresión no es posible sin la responsabilidad del
periodista y del ciudadano. Son dos dimensiones de un mismo derecho.
Se ha alertado sobre el hecho que de
transitamos hacia un nuevo estado de los derechos relacionados con esta
profesión, que demandan una nueva mirada que va más allá de la defensa de la
libertad de expresarnos libremente. Porque también debemos trabajar buscando
satisfacer los derechos de información y comunicación, no solamente con
nuestras opiniones, que pueden estar cargadas de subjetividad, sino también con
información recabada y verificada con técnica y ética profesional. Es decir,
con información más próxima a la verdad.
Urge difundir más sobre la existencia
y los alcances de este tribunal, así como pensar en formas mediante las cuales
los ciudadanos puedan denunciar transgresiones o faltas, no solamente
relacionadas con los derechos personales, sino también con temas
macro-sociales, ante los cuales, los individuos no se sienten motivados a
reclamar porque no les afecta directamente.
En el fondo está en juego uno de los
mayores valores creados por la humanidad: la dignidad. Todos los hombres y
mujeres tienen dignidad porque saben que son merecedoras del respeto de los
demás. Cuando un ciudadano denuncia que alguna noticia ha vulnerado su honor a
través de la difamación, la calumnia, la injuria o la simple falsedad, siente
que su dignidad ha sido afectada. Por tanto, tiene derecho a defender su imagen
personal.
Cuando un periodista recibe una
llamada de atención de un Tribunal o Consejo de Ética, por haber cometido una
falta, también debiera sentir afectado su honor y su dignidad. Por esa razón,
los profesionales de la información y comunicación deben evitar una llamada de
atención. Más aún cuando existe un Código de Ética que explicita lo que se debe
y no se debe hacer en el trabajo de producción de noticias. Despreciar o no
tomar en cuenta la función de un Tribunal de Ética es renunciar al derecho, al
honor y a la dignidad.
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