Zapateos bolivianos en Europa
Las redes sociales se han convertido en sistemas alternativos para la
difusión de manifestaciones de culturas populares. Así lo demuestra el uso que
hacen de youtube y facebook los grupos de cumbia boliviana. Cientos de videos
de huayños electrónicos están disponibles en las redes generando saludos y
diversas formas de interacción entre quienes los consumen y disfrutan. La
globalización cultural y las TIC facilitan la producción y consumo de música
desdibujando las fronteras de países y continentes.
Las cholitas zapateadoras se han convertido en la principal innovación
de este gigante espacio de producción de cultura popular que acompaña las
fiestas. Su éxito depende de las presentaciones en vivo y también del uso de las redes
de internet. Es el espacio más importante de producción de arte y cultura del
país. Su audaz expansión ha llegado hasta Europa. Las Eurobellas y el grupo
Montana producen zapateos en Madrid para migrantes bolivianos en España y el
mundo conectado a la red. También existen las Eurolindas.
El arte siempre fue y es el medio por excelencia para representar las
preocupaciones de los humanos sobre problemas reales o imaginarios de la vida
cotidiana. La canción “Volveré” de las Eurobellas (http://www.youtube.com/watch?v=PPQcUsbPEAA) expresa las
preocupaciones de una comunidad que se ha visto obligada a romper lazos
familiares y comunitarios para mejorar sus condiciones de vida en el contexto
económico adverso de las décadas pasadas. Todos tienen derecho a soñar en un
futuro mejor. El video muestra a las cholitas zapateadoras y el grupo musical
en escenarios públicos conocidos de Madrid. La Plaza España y diversos
monumentos sirven de fondo para la representación de la identidad boliviana que
rescata ritmos antiguos como el huayño y los moderniza con instrumentos
electrónicos de última generación. Se presentan situaciones de viaje y
despedida en Barajas en las que las polleras y trenzas son cambiadas por
pantalones y cabellos sueltos en tomas intercaladas. Son señales de
reconstrucción de identidad en función de los espacios que se desea ocupar. Eso
fue entendido como alienación en el pasado.
La letra expresa sentimientos de añoranza por la tierra y la familia
dejada atrás.
“Extraño mi familia
Lejos estoy.
Me dan ganas de
llorar cuando me acuerdo.”
La canción refuerza la unión de familia como uno de los valores sociales
más fuertes de la cultura latinoamericana y el firme deseo del retorno a un
tiempo y espacio de origen.
“Volveré…..
Con mis hijos, con mi
familia, tantos recuerdos.”
La fe católica marca una fuerte señal de identidad que trasciende la
vivencia dificultosa del presente en tierras ajenas y la añoranza de la
reintegración social en territorio boliviano.
“…a diosito le pido
que guíe mi camino.
Regresaré a mi tierra,
con mi familia,
con mi gente,
tantos recuerdos.
Extraño mi familia
Un día volveré mi
querida Bolivia”.
Son preocupaciones personales y grupales que los artistas son capaces de
captar de su contexto y expresarlas en manifestaciones que combinan poesía
cantada y música bailable en poderosas celebraciones de identidad en
movimiento. En Bolivia se llora y se baila al mismo tiempo. Es una
característica fundamental del imaginario popular recreado especialmente en la
música que anima las fiestas. Las formas de interacción se despojan de los
controles civilizados de la sociedad y permiten que las emociones florezcan estéticamente
promoviendo intensidad en la comunicación.
La música y el baile ayudan a las personas a conocer gente y fortalecer
la comunidad. El uso de redes sociales sirve para reforzar la expansión de
manifestaciones complejas que tienen un lado artístico y otro socio-económico.
La preocupación en estas manifestaciones tiene un sentido político por la forma
de exponer una situación producida por la crítica realidad social. También
económico porque muestra sentimientos de lamento cuyo origen es el desempleo
que genera migración. Además por la posibilidad de hacer arte en un mercado que
exige creatividad estética y mercantil. La dimensión política siempre está
presente explícita o implícitamente en toda obra con intencionalidad estética.
El arte puede convivir perfectamente con el mercado y las TIC sin afectar la
maravillosa capacidad humana de expresar esas “preocupaciones” reales o
imaginarias que dinamizan la construcción de identidades. Pero además puede
hacerlo al margen de los circuitos oficiales de cultura en los que la
música chicha no es considerada arte y menos cultura. La globalización y las
TIC están permitiendo la reconfiguración de los circuitos de producción y
circulación artística. Ofrecen más y mejores condiciones que el Estado para que
estas expresiones continúen permitiendo la libre celebración de identidades en creativa
expansión.
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