Youtube: 10 años convirtiendo al receptor en emisor
Visitar Youtube no se reduce simplemente a ver videos
chistosos y musiquitas que agradan o nos llegaron por casualidad. Es participar
de un sitio emblemático y revolucionario generado al interior del medio más
grande creado por la humanidad: la red internet.
Funciona por lo menos en tres dimensiones. El primero es el
acceso a información respecto de temas de interés social que podrían considerarse
como noticias o temas sin aparente necesidad cultural. El segundo es la
configuración de redes de discusión generadas por la interacción en torno a los videos en espacios
simbólicos concretos. Y el tercero es la poderosa capacidad de convertir al
usuario en un emisor de mensajes.
En este sitio vemos los videos más insólitos y simples que
cualquier persona del mundo puede subir. Es la prueba más contundente de que el
tradicional receptor de la comunicación masiva se convirtió en emisor de
mensajes. No es un portal más. Es el más visitado del mundo con más de 3
millones de reproducciones al día. Solamente el 30 % de los mensajes tiene
origen en los EEUU. Aloja 48 horas de
videos por minuto y más de 60.000 grabaciones por día. Tiene miles de películas
completas en calidad HD y documentos de alto valor histórico que no se
encuentran en los medios masivos tradicionales.
Sus contenidos representan la explosión de la diversidad
simbólica y cultural de la humanidad en sus dimensiones ancestrales y
contemporáneas. Podemos ver los registros de los grandes rituales globales
cuando se muestran los conciertos de rock que integran mito, rito, arte,
política, educación y rebeldía. Con similar integración se concebían las
manifestaciones culturales de la prehistoria y las edades pre-modernas. Es un
paso hacia delante con un pié bien plantado hacia atrás.
Existen videoclips que representan discursos estéticos
complejos o emociones populares inefables. Es la explosión de la subjetividad
junto con la política y la distensión. Desde el absurdo de un gato jugando con
su cola, hasta la clase magistral sobre el pensamiento de Morin. Hay todo. Por eso el deslumbramiento de los
usuarios jóvenes ante la fácil disponibilidad de información que atiende las
necesidades objetivas y subjetivas de sus identidades.

Su gran debilidad es la confiabilidad de la información
disponible. Es el mismo problema de toda la red internet. No se puede confiar
en la veracidad de todo lo que se encuentra y el usuario generalmente sabe de
eso. Para muchos esa no es una preocupación porque lo que buscan es distracción
y no “verdad” propiamente dicha.
Se entiende como “desintermediación” a los procesos de
producción y emisión de mensajes por usuarios no preparados técnicamente para
convertirse en informadores sociales. La inmediatez y velocidad con la que se
puede informar o acceder a los datos de las redes reduce la importancia del
tratamiento de la información con sentido de veracidad. Pareciera que ahora no se
necesita estudiar una carrera profesional para ejercer el rol de informador.
Los hechos sociales y las opiniones personales se emiten sin ningún tipo de
censura ni control. Ahí está lo bueno y malo a la vez de las nuevas redes. Si
se asume como verdadero lo disponible en la red estamos en problemas. Si no se lo
toma en cuenta también. Hasta ahora están disponibles los videos del 11 de
enero del 2007 con escenas reveladoras de los hechos. También hay producciones
con intencionalidad manipulatoria sobre lo mismo.
Los sistemas tradicionales de periodismo no tienen la
capacidad de captar toda la realidad social que ocurre en las sociedades. Ahora
se nutren de los datos producidos por ciudadanos comunes que tienen una cámara
casera o un celular para registrar imagen y sonido.
El nuevo emisor de las comunicaciones masivas tiene recursos
para ejercer esa condición pero no está preparado para hacerlo. La opinión
pública se forma gracias a mayor cantidad de fuentes formales e informales. Los
profesionales de la comunicación están obligados a perfeccionar sus
competencias sobre el tratamiento del dato social para contrarrestar el riesgo
de la disolución de la veracidad. Es el desafío de que presentan las redes como
Youtube en estos diez años de silenciosa revolución.
la foto es de Marcelo Herbas
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