Preguntas abiertas sobre los primeros años del TNEP
Podemos clasificar los resultados en tres categorías. La
primera referida a la evidencia de buenos resultados a favor del
fortalecimiento de la responsabilidad. Una segunda con casos que reaccionaron
negativamente y la tercera con casos no denunciados.
Resultados optimistas
Una de las primeras reacciones de algunos denunciados fue el
rechazo a cualquier descargo solicitado para contar con elementos de juicio.
Hay periodistas que se mostraron reacios a responder ante denuncias argumentando
no tener por qué someterse a ningún proceso a través de este tribunal. Afirmaron no pertenecer a
ninguna de las organizaciones que lo impulsan. Pero luego de conocer que este
TNEP tiene carácter nacional y actúa sobre todas las actividades periodísticas
en todos los medios del país, la mayoría accedió a presentar sus descargos.
Los casos más llamativos son los de Carlos Valverde y Pedro
García. Ambos conductores de programas de medios de la ciudad de Santa Cruz
recibieron llamada de atención por parte del TNEP, en la que se les recomienda
cuidar más el lenguaje y evitar emitir mensajes discriminatorios que puedan
afectar la dignidad de las personas. Los dos reconocieron su error y se
comprometieron a evitar en el futuro ese tipo de transgresiones. El primero lo
hizo por carta escrita y el segundo dedicando más de diez minutos de reflexión
en su programa en vivo. Son ejemplos de que la autorregulación funciona y puede
constituirse en un gran mecanismo para mejorar la calidad de la información que
circula por los medios masivos.
Resultados pesimistas
Hubo algunos casos en los que los denunciados no sólo han
quedado descontentos con el resultado del proceso por la llamada de atención
que recibieron. También reaccionaron negativamente con insultos a los miembros
del tribunal o indicando que no aceptan las recomendaciones “por tratarse de
personas que tienen pasado político y su imparcialidad está en duda”. Estos casos demuestran que la noción de
Libertad de Expresión está desconectada de su dimensión de responsabilidad y
que los derechos personales de los demás no merecen respeto. Son casos que indican que la autorregulación
en Bolivia puede no ser tan fácil de ser asumida puesto que se tiene la idea de
que Libertad de Expresión es un Derecho sin límites. Lo bueno es que son casos
aislados.
El silencio como
resultado
Un 95 % de los casi 30 fallos emitidos por el TNEP corresponde
a denuncias sobre vulneración a derechos personales. Violación de derechos de
mujeres en situación de prostitución, agresiones verbales, difamación, falsedad,
etc. La denuncia por parte de los Ayllus de Coroma-Potosí que reclamó por el
mal manejo de la información es de interés colectivo. La mayoría de las denuncias toca temas relacionados con
la defensa de la dignidad y el honor. También se preocupan por la imagen propia
y la privacidad. Un campo importante en el que la autorregulación funciona y
funcionará con la motivación de hacer respetar el honor y la dignidad de las
personas.
Lo que no se está abarcando son los otros grandes temas que
se muestran como debilidad en el manejo periodístico nacional. Sería un engaño
pensar que sólo con la corrección en los temas relacionados con derechos
personales, el periodismo se convertirá en el mejor de la región. Hay más
problemas sobre los cuales el ciudadano común no hará denuncias porque no se ve
afectado directamente y no tiene motivación para reclamar públicamente.
Las deficiencias más comunes en ciertas prácticas periodísticas
son la superficialidad y descontextualización. También resalta la
espectacularización y la invisibilzación, etc. Estos problemas no son ni serán
fácilmente objeto de reclamo por los ciudadanos. A no ser que determinadas
instituciones defensoras de derechos humanos, por ejemplo, asuman ese rol de
vigilancia del accionar de los medios. De hecho ya ocurrió que la Defensoría
del Pueblo o el grupo Mujeres Creando hicieron denuncias a nombre de personas
afectadas. Esa seguirá siendo un lado
débil en el cumplimiento de los principios y deberes contemplados en el Código
Nacional de Ética Periodística que rige el trabajo de este tribunal.
En el código se habla de equilibrio, oportunidad,
pluralismo, contextualización, presencia de diversas fuentes, etc. Aspectos que
generalmente no llaman la atención del ciudadano común.
El artículo tres destaca la importancia de separar la
información de los comentarios. Así se
marca una línea de trabajo que distingue estos dos conceptos fundamentales. El
primero referido a las opiniones de las personas o los conductores que
normalmente están cargadas de subjetividad. La opinión se construye en procesos
no sistemáticos en los que intervienen fuentes de diversa naturaleza. Inclusive
rumores y chismes.
El segundo tiene que ver con información. En el campo de la
teoría y la doctrina del derecho es un conjunto de datos que son verificados y
comprobados antes de su transformación en noticia. Lo que ratifica este
artículo es la distinción técnica y necesaria entre opinión e información
porque no son lo mismo. Así como no es lo mismo Libertad de Expresión y Derecho
a la Información. Dos derechos que se complementan pero no son lo mismo y cuya distorsión
es la causa de gran parte de las faltas de ética en el periodismo boliviano. Por eso, algunos
periodistas creen que Libertad de Expresión permite decir cualquier cosa.
Si un conductor u “opinador” mezcla noticia con sus
opiniones, está infringiendo el artículo tres del Código. La pregunta es ¿Quién
ha de denunciar eso?
Veamos un ejemplo concreto. Hace unas semanas se cambió al
Oficial Superior de Cultura del Municipio Cercado de Cochabamba. La autoridad
denunció que estaba siendo objeto de persecución y hasta de amenazas por parte
de personas cercanas a la máxima autoridad del municipio. Pasaron unos días y puso
el cargo a disposición del Alcalde. Los canales de televisión presentaron la
noticia como algo escandaloso pero no se profundizó ni se mostró el problema
tal como ocurrió. Se generó una movilización de artistas que querían evitar el
cambio. Hasta el momento ningún medio informó las verdaderas causas y
pormenores del problema. Un periódico dijo que el Oficial había renunciado. Un
periodista de otro medio aclaró que “dejar a disposición el cargo” no es lo
mismo que renunciar. El Alcalde no dio declaraciones y los medios y periodistas
se conformaron con ello. Se trata de una falta del sistema mediático. ¿Alguien
puede hacer una denuncia a todos los medios? ¿Quién puede reclamar sobre esta
desinformación que genera rumores tales como el que hay intereses en los medios
para no afectar la imagen del Alcalde?
Está establecido que el TNEP puede actuar de oficio. Nunca
lo ha hecho. Siempre espera que exista una denuncia de parte del público. ¿Cómo
trabajar en esta posibilidad, sin mostrarse parcializado con unos periodistas y
medios y con otros no? Es una pregunta que debe convocarnos a reflexionar sobre
los límites de la autorregulación a través de tribunales y las perspectivas que
ayuden a visualizar caminos hacia la solución de estos problemas para
satisfacer mejor el Derecho a la Información.
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